Soplao 2014

Como es tradición, un grupeto de la peña se desplazó a Cantabria para participar en la maratón de los Diezmidelsoplao BTT. A la habitual presencia de Pas, este año se sumaron varios miembros del grupeto que se estrenaban en la prueba: José Tubío y su compi de aventuras Miguel, David y otro Miguel más, en este caso el de Puebla.
Siguiendo con las tradiciones ahí va la crónica de Pas...
Menudo año btt más completo, nunca había participado en tantas pruebas, las Transgalaicas de Cotobade y Tui, los 101 km Peregrinos de Ponferrada y las 6 horas btt de Compostela, de las que esperaba que me hubieran dado el puntillo de forma suficiente para afrontar el Soplao en condiciones y así compensar un invierno en el que las continuas ciclogénesis habían conseguido desquiciarme, impidiéndome salir a rodar todo lo que me hubiese gustado y poder sacar algo más de partido a la bici de carretera que me compré este año y que se pasó la mayor parte del invierno criando telarañas en el garaje.
A pesar del curtimiento de este año en pruebas y de que este era el 6º año consecutivo que acudía al Soplao, hasta el momento no hay ninguna prueba que consiga provocarme tanta inquietud como esta última, con inevitables comeduras de tarro las  últimas semanas...que si el tiempo, que si la ropa, que si hay novedades de última hora, que si consulta a los foros, que si hidratación, que si hay algo para prevenir calambres...no sé si será más duro el Soplao o la preparación del equipo los días anteriores!!!
El desplazamiento de este año lo hice con Miguel (dar las gracias a Olga por cedernos el coche) y la verdad es que fuimos de vicio, año tras año he podido vivir en primera persona el avance de las obras de la Transcantábrica y ahora el desplazamiento es un paseo, por lo que casi sin darnos cuenta estábamos comiendo en Cudillero, en el Casa Lupa, con Miguel y José Tubío, recordando los buenos momentos vividos en Ponferrada en los Peregrinos y compartiendo las inquietudes que nos rondaban por la cabeza con respecto al Soplao, sobre todo con el tema de la climatología, ya que durante todo el trayecto la lluvia y el frío nos había acompañado y para el día de la prueba, aunque la cosa pintaba un poco mejor, las previsiones tampoco eran muy halagüeñas.
Llegamos a media tarde a un Cabezón de la Sal perfectamente engalanado para la ocasión, en plena hora punta de recogida de dorsales, lo que hizo que pillásemos unas buenas colas, sobre todo en el stand de recogida de dorsales por puesto, con la novedad de este año de añadir al habitual cajón de salida de los 100 primeros clasificados del año anterior, un segundo cajón con los aproximadamente siguientes 500 clasificados.
Una vez recogidos los dorsales nos dirigimos a nuestro puesto de operaciones habitual, Casa Florinda, donde la propietaria de la casa nos recibió con su amabilidad habitual y tras descargar los bártulos, preparar las bicis, comernos la cabeza con la indumentaria del día siguiente, darnos un atracón de pasta y volvernos a comer la cabeza con la indumentaria un par de veces más, nos fuimos para cama preparados para afrontar el duro reto que nos esperaba el día siguiente.
Tras un buen madrugón (en mi caso, todo lo que sea antes de las 11 de la mañana es madrugar...) y un desayuno acorde con la ocasión, nos dirigimos Miguel y el menda rumbo a la salida, donde nuestros caminos se separaron, ya que por suerte tenía hueco en el cajón de los 500 primeros del año pasado, hecho que quedaba reflejado con el añadido de un punto de color negro en mi dorsal que me daba acceso a esa zona por una callejuela lateral.
Para los que ya han estado allí alguna vez poco les puedo contar del ambientazo que hay en la salida, pero para el resto decir que si te gusta el mundillo de la mtb es algo que deberías vivir al menos una vez en tu vida. 4500 bikers inscritos, más los de la ultramaratón, los de la combinada, los de la marcha a pie...público abarrotando las calles, speaker, buen rollito con la peña...cuando te das cuenta ya estás escuchando la cuenta atrás y el thunderstruck de ACDC a toda caña. Allá vamos! A por el 6º Soplao y por encima parece que el tiempo acompaña!
La salida a toda ostia, nada más girar la rotonda de salida de Cabezón la peña va a toda caña para intentar llegar a la zona nueva colocado en una buena posición y evitar pillar el tapón que se formó el año anterior, por lo que en esta parte inicial mejor no dormirse e intentar rodar a buen ritmillo. La parte inicial comparada con la que se hacía en años anteriores se las trae, un continuo sube y baja, con algunas zonas con unos buenos rampones que te van calentando las patas a las primeras de cambio y unas bajadas bastante peligrosas con piedra suelta, lo que sumado a la densidad de tráfico en esta parte inicial del recorrido hace que los primeros ostiazos estén asegurados.
Yo en esta zona piano piano, el año anterior había visto un par de caídas con muy mala pinta y no tenía pensado arriesgar lo más mínimo, por lo que era adelantado continuamente por la peña, algo que en este tramo no me preocupaba demasiado, ya que iba bastante bien situado y el Soplao es muy largo.
Tras esta parte inicial subida a la Cocina, en la que, a pesar de seguir teniendo una buena pendiente, el asfaltado del tramo inicial hace que pierda algo de su miticismo y además este año con un terreno en perfecto estado en la siguiente parte de la subida, encontrándonos con las Lastras sin rastro de barro, permitiéndonos rodar a buen ritmo y ahorrando un buen trabajo a los voluntarios que nos esperaban con las mangueras.
La subida de la Florida ahora es una autopista, con asfalto en perfecto estado que te permite ir regulando en todo momento y tras un tramo de enlace te plantas en el avituallamiento del Soplao sobre el km 30. Tras el avituallamiento (en los que hay que destacar la labor de los voluntarios, quienes se desviven por ayudarte en todo lo que está en sus manos), toca la temida bajada a Celis, donde este año estaba increíblemente en buen estado, con sus zonas de piedras, regatos y demás pero sin nada de barro, algo que un negado en las bajadas como yo agradeció sobremanera y tras recibir los ánimos de la gente de Celis, que este año no tuvieron curro con sus mangueras, nos dirigimos rumbo a Monte AA a través de un tramo de enlace carretero, que viene de vicio para comer y beber algo y estirar un poco el cuerpo, en el que tuve la suerte de acoplarme a una grupeta que me llevó a buen ritmo hasta el inicio del puerto y con un avance que se vio favorecido aún más con la eliminación del clásico paso del riachuelo.
Después de 6 ediciones la subida del Monte AA no era ninguna desconocida para mi, rampones que llegan hasta el 23% en la parte inicial suavizando al final, por lo que para evitar disgustos en los km finales del día, un poco de cabeciña en esas zonas, no dejarse llevar por los ánimos del público y el ambiente de la subida y regular hasta el final para reservar algo de fuerzas.
Tras coronar Monte AA, donde este año no pude tomarme las gominolas al llegar demasiado pronto a la curva donde amablemente las reparten año tras año una madre y su hija que se han convertido en un clásico del Soplao, bajada rápida hacia Ruente, donde el mítico paso del estrecho puente se ha convertido en un buen tapón, ya que la convergencia del paso de bikers y marchadores a pie genera un buen atasco y tras un tramo de enlace, parada obligada en el avituallamiento de Ucieda para enfilar uno de los grandes colosos del día y para mi donde empieza el verdadero Soplao, la subida al Moral.
En la subida al Moral suelo encontrarme muy bien, a pesar de sus 12 km y de que tira para arriba en todo momento, a estas alturas de la prueba las piernas aún van bastante frescas lo que hace que suba a buen ritmo, aunque este año hubiese preferido ir con algo de menos ropa, ya que en previsión de frío y algo de lluvia iba un poco abrigado de más para la temperatura que finalmente nos encontramos en esta subida, sobrándome sobre todo el maillot de invierno de manga larga y los guantes de invierno, pero bueno en alguna bajada también se agradecieron.
Tras el Moral, bajada rápida y en el tramo carretero de enlace me quedé un poco tirado, no quería pegarme un calentón para pillar a un grupeto que veía bastante a lo lejos, pero echando la vista atrás la cosa no pintaba mucho mejor, ya que únicamente venía un biker bastante retrasado, por lo que no me quedó otra que tirar a mi ritmillo hacia Bárcena Mayor, con un par de salidas de cadena que me dieron un poco la lata y bastante viento en contra, lo que provocó un gasto de energía que sabía que iba a echar de menos en la parte final de la prueba.
Tras la parada en el avituallamiento, subida a Fuentes, 16 km de subida con una parte inicial muy llevadera que va complicándose a medida que pasan los km, aunque todo ello compensado con unos paisajes de ensueño, a través de frondosos bosques plagados de árboles autóctonos donde impera el verde y el sonido de los campanos de las tudancas se convierte en la banda sonora de nuestro sufrimiento.
En la parte inicial subida regulando, aunque mis patas ya me avisaban de los km acumulados y para no variar con respecto a años anteriores, el final se me hizo eterno, el cansancio empezaba a hacer mella y no me daba llegado la cumbre, a la que llegué con más pena que gloria dispuesto a encarar la bajada rumbo a Ozcaba y en donde me llegaría mi mayor momento de sufrimiento, ya que la acumulación de km sumados a la reciente subida de Fuentes, más una bajada jodona que no da para recuperar, dieron como resultado que llegase a la subida a Ozcaba como alma en pena, agotado, el cuerpo dolorido, las patas amenazando con darme algún calambrazo en cuanto diese alguna pedalada de más, así que no me quedó otra que sufrir como un perro, arrastrándome en la subida hasta el deseado avituallamiento, que en esos momentos me pareció como haber encontrado un oasis en el desierto.
A pesar de reponer fuerzas en el avituallamiento mi situación apenas cambió en la subida a Venta Vieja, iba tocadísimo, intentando comer y beber para ver si recuperaba algo pero en mi cabeza, aparte del cansancio, iba resonando una palabra que desde el cambio del recorrido del Soplao del año pasado se convierte en un lastre a medida que van pasando los km...NEGREO!!
Pero antes del Negreo aún quedaba mucha tela que cortar, por una parte la bajada de Venta Vieja, machacona, jodona, destrozamuñecas, machacaespaldas...no me daba terminado la jodida y por otra parte Correpoco, con una rampita que te pule las pocas energías que pudieras haber acumulado en la bajada y con un terreno bastante técnico que hace que los pocos dotados (técnicamente...;-) como yo tengan que hacer una buena parte de esa zona a patas.
Curiosamente en la zona de Correpoco el Señor del Mazo se apiadó de mi y decidió buscar una nueva víctima, recuperando algo de energías con las que me decidí a superar el último desafío del día...el mítico Negreo.
Flipante el ambiente en la subida, en las rampas iniciales había más gente que en muchas de las etapas de la Vuelta, animándote en la subida e incluso dándote algún empujón y falta que hace, porque menuda trampita que es el Negreo! A pesar de haberlo subido el año pasado no me acordaba de lo dura que era, rampones de más del 20% de cemento rayado encadenados unos tras otro en los que iba atrancado con el plato de 24, con gente tirando de riñón e incluso subiendo a eses al más puro estilo carretero en una subida en la que por encima no puedes engañar a la cabeza en ningún momento, ya que desde abajo ves la parte final, con los bikers formando una caravana multicolor y quemando sus últimas energías antes de poner rumbo a Cabezón y a la ansiada meta.
En las rampas más jodonas la gente que subía andando casi subía a la misma velocidad que los que íbamos montados, pero bueno, a mi estas subidas me ponen y a pesar del dolor de patas y de espalda no se me pasaba por la cabeza echar pie a tierra, así que tocó sufrir y una vez superados los rampones, la cosa "suaviza" con una pista de tierra al 7-8% que tras 6 km de sufrimiento te pone en lo alto de este puerto que ya se ha convertido en uno de los mitos del Soplao.
Una vez superado el Negreo, bajada con piedra suelta en la que hay que andar muy al loro para no llevarte un disgusto cuando ya has pasado lo peor y tramo rápido hasta Cabezón, en el que el fuerte viento y la ausencia de gente con la que hacer algún relevo me lastraron bastante y tras esquivar la caravana de coches que colapsaban la entrada a Cabezón a la hora de mi llegada, entrada triunfal en meta con un tiempo de 9 horas 21 minutos en el puesto 291 de la clasificación provisional.
Felicitar a mi compi de viaje, Miguel, que consiguió terminar su primer Soplao y a José Tubio, Miguel, David, Juanjo y el resto de compis de la zona que participaron en la prueba.
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Una vez superado el reto, nuestros compañeros decidieron ir a reponer fuerzas a un restaurante de la zona, donde aprovecharon para disfrutar de la final de la Champions y en el que se produjo uno de los momentos más surrealistas del viaje, ya que viendo que el cansancio acumulado de nuestros héroes había hecho mella en ellos y eran una presa fácil, varios machotes caducos de la zona, al más puro estilo documental de la sábana africana en la que un grupo de fieras ataca a las presas más débiles de un grupo de ñús o gacelas thompson, intentaron "devorar" a nuestros renqueantes amigos, en especial a un desvalido Miguel quien fue incluso invitado a compartir "litera" por uno de los muchachotes.
Después de conseguir librarse del feroz ataque y con los estómagos bien servidos, enfilaron el camino hacia Casa Florinda ya de madrugada, donde pudieron disfrutar del espectáculo de ver llegar a meta a los verdaderos héroes del Soplao, aquellos bikers que tras 16 horas encima de la bicicleta, bajo un aguacero y un frío de cojones se disponían a cumplir su objetivo de superar a una bestia como es el Soplao.
Tras un sueño reparador, de recoger los bártulos y de conseguir bajar las escaleras de Casa Florinda, en las que el dolor de patas hacía que nuestros compis pareciesen Robocop y C3PO con las bisagras oxidadas, pusieron rumbo hacia Pobra do Caramiñal con la mente puesta en desafíos venideros.


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